EL HOMBRE DE TAURED

Perdidos entre dimensiones

Bienvenidos, queridos amantes del terror, lo misterioso y lo oculto. ¿Estáis sedientos de respuestas? ¿Cansados de llegar a casa después del instituto o el trabajo y solo oír noticias sobre virus, pandemias y políticos más o menos ineficientes? ¿Necesitáis poner un poco de emoción en vuestra fría y objetiva vida? Aquí vais a encontrar lo que estáis buscando.

Soy Sheila, vuestra guía en este mundo de intrigas sin respuesta, y hoy os traigo la historia de un hombre desconocido que tal y como apareció, desapareció, dejando a las autoridades japonesas desconcertadas.

Hoy vamos a hablar del hombre de Taured.

Situémonos en el espacio-tiempo. Es el año 1954 y un hombre baja del avión en el aeropuerto de Haneda, en Tokyo. En apariencia no es nada del otro mundo: un hombre caucásico, con barba, como cualquier otro. Nada destacable en un país en el que cada vez aterrizan más occidentales por asuntos de negocios.

Pero este hombre es diferente. Tan diferente que uno incluso podría decir que es de otra dimensión.

El hombre se acerca a aduanas. Ha venido, efectivamente, por negocios. Su lengua materna es el francés, pero se dirige a los funcionarios en japonés. El hombre extiende su pasaporte para que le estampen el sello, pura rutina. Es a partir de aquí cuando la cosa se complica. El funcionario le echa una ojeada rápida y en seguida nota que algo está mal. Algo no cuadra. El pasaporte parece auténtico e incluso tiene sellos del propio Japón, pero el país de expedición… simplemente no existe.

La rutina ha quedado hecha añicos.

Taured, reza el pasaporte en letras brillantes. El oficial le mira intentando disimular su asombro y luego llama a sus compañeros. Ninguno reconoce el país.

-Acompáñenos, por favor –le indican, con esa educación tan propia de los japoneses.

El hombre de Taured no entiende qué está pasando. Sus papeles están todos en orden y él no es ningún criminal. ¿Por qué le están haciendo perder el tiempo? Sigue a los oficiales hasta una pequeña habitación, donde empiezan a cuestionarle. Le piden otros documentos que acrediten que, en efecto, es oriundo de Taured.

-Por supuesto –contesta el hombre y comienza a sacar de todo de los bolsillos de su abrigo. Al pasaporte añade notas bancarias de Taured e incluso monedas y billetes que no parecen en absoluto falsificados.

Los funcionarios miran asombrados. Es entonces cuando, desprovistos de soluciones, plantan un mapa en la mesa y le piden que señale dónde se encuentra su país. El hombre accede, pero en cuanto le echa una ojeada al mapa su cara se queda blanca. Su país no está, simplemente no aparece.

-Debería estar aquí –dice, y señala una zona entre España y Francia, lo que en nuestro mundo equivale a Andorra.

Se pone nervioso. El Reino de Taured existe desde hace mil años y es imposible que no aparezca en el mapa. ¡Imposible! Ya ha realizado otros tres viajes a Japón ese año desde su país y los sellos en el pasaporte así lo confirman. Los oficiales comienzan a indagar. La empresa para la que trabaja no existe, la empresa a la que viene a visitar no ha oído jamás nada sobre él. El hombre exige hablar con las autoridades para solucionar su caso.

La espera la pasa custodiado por dos oficiales en una suite de hotel, aparentemente sin altercados, pero para cuando llegan las autoridades, el hombre se ha desvanecido sin dejar rastro.

Los oficiales contemplan la habitación con incredulidad. Es imposible que el hombre haya escapado, ya que la habitación está a una altura considerable y saltar por la ventana equivaldría al suicidio, y desde luego no ha salido andando por la puerta.

El hombre de Taured no volvió a ser visto, ni por los oficiales de aduanas de Japón ni por nadie. Una de las teorías es que el hombre de Taured era un viajero interdimensional proveniente de un universo paralelo extremadamente similar al nuestro, pero en el que Andorra es Taured. Otros hablan de viajes en el tiempo, pero yo me inclino más por la primera teoría. Al fin y al cabo, lo único que en apariencia discordaba con nuestra dimensión era el país; la fecha concordaba y el viajero no notó nada extraño o diferente al bajar del avión en Haneda.

La existencia de otras dimensiones no es descartada por los estudios científicos. El caso del hombre de Taured no se trata, ni mucho menos, de un accidente aislado. El caso de Lerina García o de las niñas del cañón Gadianton son solo otros ejemplos de historias similares de las que hablaré en un futuro.

¿Y vosotros? ¿Conocéis alguna historia similar? ¿Habéis vivido alguna experiencia semejante?

Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.

Cambio y corto.

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