4 LEYENDAS URBANAS PARA NO DORMIR

¿Realidad o ficción?

Bienvenidos una vez más, queridos amantes del misterio, el terror y lo oculto a mi pequeño rinconcito de Internet. Esta semana os traigo, por petición popular, una recopilación de algunas leyendas urbanas con encanto y por “con encanto” me refiero, por supuesto, a terroríficas o desconcertantes. Desde extraños materiales de construcción hasta fantasmas sin descanso, adentrémonos en el extraño mundo de las leyendas urbanas, pero, por favor, mantened los ojos bien abiertos porque algunas de ellas cruzan el territorio de lo meramente fantasioso para posar un piececito en el terreno de la realidad.

Cadáveres para hacer puentes indestructibles

Empezamos nuestra andadura por este mundo en Filipinas, cuna de unas leyendas la mar de curiosas e intrigantes, concretamente en una fraguada en los años 90. Según contaba esta leyenda urbana, los puentes eran más estables y robustos si se empleaban cadáveres en sus cimientos. Sí, tal y como habéis leído, cadáveres. Uno diría que esto se caía por su propio peso, porque los cadáveres tienden a no ser un material precisamente firme, pero eso no evitaba que los constructores aceptasen los cuerpos “recuperados” que les ofrecían, incluidos aquellos de niños, para hacer los cimientos de sus puentes a prueba de bombas. Cabe mencionar que todo esto se vio acuciado por las constantes desapariciones y asesinatos que asolaron Filipinas en la época, lo cual no hizo más que azuzar los rumores sobre el uso de fallecidos en la construcción. Así que, ¿lo de que se llegaron a usar en la construcción? Cien por cien cierto, pero ¿de verdad sirvieron esos cuerpos para hacer que los puentes fuesen más duraderos? Llamadme escéptica, pero lo dudo.

El templo de Doryo-do

Nuestra siguiente parada nos lleva a Tokyo, en Japón. En 1963, la anciana de 82 años encargada del mantenimiento de este templo fue asaltada por un ladrón. Ella se resistió, pero a su edad no suponía rival para el asaltante y fue asesinada. El ladrón robó el dinero del templo y dejó el cuerpo de la anciana allí tirado, sin el más mínimo pudor. Este suceso hizo que comenzasen a circular rumores. A veces, si se escuchaba con la suficiente atención, podía oírse a la anciana llorar.

En 1973, diez años después, una universitaria desapareció y fue encontrada estrangulada en el templo. Al parecer había tenido un romance con su profesor de literatura Oba Hiroshi, de treinta y ocho años, de quien se había quedado embarazada. Cuando la joven le exigió que se divorciara de su mujer (con la que ya tenía dos hijos), Hiroshi entró en pánico. Veréis, resulta que eso de que los profesores se frungiesen a sus alumnas como si no hubiese mañana, no estaba muy bien visto por la universidad en la que enseñaba y podía suponer motivo de despido. Si a eso le sumamos que su mujer, que también trabajaba en la universidad (deduzco que a Hiroshi le iba el riesgo o era idiota), empezó a sospechar y amenazó con suicidarse, el bueno del señor Oba tenía todos los ingredientes para plantearse el asesinato. Así pues, estranguló a su amante, la echó a un hoyo mal cavado en el templo y la cubrió con un poco de tierra y hojas. Lo que viene siendo el crimen perfecto vaya, sobre todo porque cuando volvió a Tokyo, se dedicó a ir suplicando a todos sus amigos y conocidos que si les preguntaban dijesen que había pasado con ellos el día del crimen.

Unos meses más tarde fueron hallados los cuerpos de Oba Hiroshi, su mujer y sus dos hijos en el mar, en Shizuoka. Presuntamente, en vista de que la  gente estaba empezando a sospechar, Hiroshi les habría convencido de cometer suicidio junto a él aunque, viendo sus antecedentes, perfectamente podría haber ido empujándolos uno a uno.

Después de todo esto, en el bosque cerca del templo, a los llantos de la anciana se sumaron los gritos de una joven, como si el fantasma de la chica asesinada estuviese pidiendo que encontrasen su cuerpo.

En 1983, diez años después de este asesinato, el templo se incendió y quedó definitivamente clausurado. Se dice que el asesinato de la anciana hace que la tragedia se abata sobre el lugar cada diez años.

Polybius

Seguro que muchos conocéis esta leyenda urbana o como mínimo os suena gracias a un episodio de Los Simpson, pero eso no hace que resulte menos interesante. Según se cuenta, en 1981 habría existido un videojuego arcade llamado Polybius. Lo que parecía un inocente juego más habría sido, en realidad, parte de un experimento del Gobierno estadounidense en Portland, Oregon.

El origen de esta leyenda es incierto. Supuestamente, el juego provocaba una fuerte adicción. Además de este efecto adictivo casi inmediato, los jugadores sufrían de migrañas, náuseas, episodios epilépticos, pesadillas y toda una caterva de efectos adversos a los que ni los mejores prospectos de medicinas podrían aspirar. Las máquinas recreativas de Polybius eran visitadas a menudo por “hombres de negro”, que recolectaban los datos obtenidos y se los llevaban para usarlos en un supuesto experimento de control mental.

Las máquinas arcade de Polybius habrían desaparecido poco después, pero varias fuentes afirman tener pruebas de que este videojuego nunca existió. Otros, sin embargo, siguen afirmando haber visto el juego o incluso haberlo jugado. ¿Quién tiene razón? Yo no lo sé, ¿y vosotros?

La picadura de araña

Esta leyenda urbana se hizo muy famosa a lo largo y ancho de Europa en los años 70. La leyenda se forjó en torno a una mujer de origen desconocido, aunque invariablemente anglosajón o nórdico, que se habría ido de vacaciones a un lugar exótico del sur, normalmente en Sudamérica. Mientras esta amable señora disfrutaba tomando el sol, después de un largo y miserable año en un país que solo tiene seis horas de luz diarias, una araña le picó en la mejilla. Nada de lo que preocuparse, una picadura como otra cualquiera que desaparecería al cabo de unos cuantos días. Hasta entonces, tendría que vivir con el círculo rojo dejado por los dientes de la araña en su pómulo.

Pero los días pasaban y el punto rojo no solo no desaparecía, sino que comenzó a hincharse y se convirtió en algo más bien parecido a un bulto. Preocupada, esta mujer le preguntó a su señora madre, en lugar de ir al médico como todo hijo de vecino. Tal vez su madre era médica, no lo sabemos, pero esta le dijo que se terminaría pasando cuando el bulto explotase.

Unos días después el bulto seguía ahí y ahora, además, dolía como un condenado. El problema por fin se resolvió, por llamarlo de alguna manera, cuando el bulto explotó y multitud de arañitas de múltiples patitas salieron reptando de la carne de la mujer.

Médicamente hablando esto no es posible, pero desde luego la odiosa realidad no logrará convencerme de que esto no puede pasarle a cualquiera, si no con arañas, con otro tipo de insecto.

Y hasta aquí llegamos por hoy con las leyendas urbanas, pero no dudéis que en un futuro habrá más por llegar. ¿Vosotros qué opináis? ¿Alguna creéis que es verdadera? ¿Falsa del todo? ¿Una mezcla de ambas posibilidades, tal vez?

Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.

Cambio y corto.

2 comentarios sobre “4 LEYENDAS URBANAS PARA NO DORMIR

  1. Buena compilación, conozco las dos últimas (sigo pesadilleando con que las arañas aniden y eclosionen en mi piel), y me sonaba lo de la construcción con cadáveres, pero no lo ubicaba. Seguiré atento a más artículos.
    Gracias y saludos.

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