HISTORIAS DE LA BIBLIA PARA NO DORMIR

Bienvenidos una vez más, queridos amantes del misterio, el terror y lo oculto a mi pequeño rinconcito de Internet. Hoy, por fin, vienen las muy ansiadas historias chungas de la Biblia, narradas en tono jocoso para que no se os indigesten demasiado. La Biblia es un libro que nunca me hartaré de recomendar, pese a la cara de sorpresa que pone la gente. Es magnífico, diez de diez, y si no me creéis aquí tenéis unas cuantas historias que lo demuestran… Agarraos los crucifijos, porque hoy vamos a profundizar en cuatro historias sagradas que os van a dejar muy rotos.

Dios le pide a Abraham que sacrifique a su hijo… para echarse unas risas

Visto en: Génesis 16-22

Empecemos con algo suave. Allá por los inicios del Antiguo Testamento, en el Génesis, Abraham estaba felizmente casado con su esposa Sara. Solo había un pequeño problema: su esposa no le daba hijos y eso en la antigüedad era una cosa muy grave, sobre todo para un gran patriarca. Así que Sara (que se merece el premio a esposa del siglo) le dijo que se acostase con su esclava y procrease. Abraham dejó embarazada a Agar (recordemos, la esclava de su esposa) y tuvieron a Ismael, pero eso es historia para otro momento. La cuestión es que cuando Abraham y Sara eran viejos como pasas, Dios decidió que quería premiarlos y les dijo que Sara iba a tener un bebé… a los noventa años. Sara, en efecto, dio a luz a Isaac. Todo era risa y jolgorio hasta que Dios decidió que se aburría y que no todo es regalar así, de gratis.

Así que Dios coge y le habla un día a Abraham:

-Mira, he decidido que tanto dar y poco recibir me parece muy injusto, así que coge a Isaac, degüéllalo y quémalo en mi honor. Y nada de dudar. No me gusta que la gente dude cuando le pido que mate a sus hijos en mi nombre.

Abraham no se lo pensó mucho, y eso que por aquel entonces Isaac era el único hijo que le quedaba porque al otro lo había mandado a pastar… muy lejos. Cogió a su hijo, leña y un cuchillo y se fue al monte a montar una pira. Uno solo puede imaginar qué cara puso Isaac cuando vio que su padre le ataba a la leña. De eso la Biblia no dice nada, pero me imagino que estaría, como mínimo, flipando.

Total, que cuando Abraham ya estaba a punto de rebanarle el cuello a su hijo adolescente, Dios decide que no hace falta, que era de bromis para ver si lo hacía.

-Ahora que ya sé que estás dispuesto a ser un homicida mataniños por mí, puedes marchar en paz.

Sodoma y Gomorra 2077

Visto en: Génesis 18-19

Lo de Sodoma y Gomorra es gracioso, porque normalmente nos las han pintado como dos ciudades que encarnan el vicio sexual y el pecado, pero en realidad, su mayor pecado es que por lo visto eran unos avariciosos y trataban muy mal a los forasteros. Vaya, que Dios quería matarlos porque no eran nada hospitalarios y eso estaba muy feo. Por no tener, no tenían ni un felpudo con la palabra “Bienvenido” en la entrada. Terrible.

Antes de que Dios se decidiese a matar a cientos de personas por no ofrecer café a los invitados, Abraham (el de la historia anterior) decidió interceder por los que quizá no daban café, pero sí al menos unas galletitas.

-Dios –le dijo Abraham-, ¿matarías a cincuenta justos por cinco pecadores?

-Mira -le respondió Dios-, si puedes encontrar cincuenta justos en esos basureros que se hacen llamar ciudades, los perdono.

Abraham, curiosamente, intentó regatearle a Dios en este tema, no como con lo de matar a su hijo, para lo cual no dijo ni esta boca es mía.

-¿Y si solo hubiera cuarenta justos? ¿Matarías a los demás por eso?

-Eh… No me acaba de convencer, pero quizá me lo piense.

Abraham le regateó hasta los diez y Dios, bastante convencido, decidió que iba a mandar un par de ángeles a negociar con esa gentuza. Allí los recibió Lot, el sobrino de Abraham, que les ofreció hospedarse en su casa, porque sí, los ángeles también necesitan dormir y comer.

Es ahora cuando viene todo el tema que ha creado el mito del vicio sexual. Los hombres de Sodoma le exigieron a Lot que les enseñase a esos mozos tan bien curtidos que habían entrado en su casa. Y Lot, siguiendo los pasos de su tío en lo que viene siendo el desapego por los hijos, dijo:

-A ver, no me seáis así, que a estos los tengo bajo mi tejado y son mis huéspedes. Eso es sagrado, pero tengo un par de hijas. Si queréis os las saco y hacéis con ellas lo que queráis.

No es coña. Les dice, literalmente, que hagan con ellas lo que quieran. Padre del año.

Los sodomitas no están nada convencidos.

-¡Hemos venido aquí a por los mozos! –le dicen-. Además tus hijas son feas de pelotas.

Lot se refugia en  casa con los ángeles y su familia, mientras los hombres le aporrean la puerta. Dios decide que esto se está desmadrando y deja ciegos a todos esos futuros violadores de ángeles. Los ángeles, que conocían a Dios bien y sabían cómo era cuando se enfadaba, decidieron advertir a Lot.

-Mira tío, coge a la familia y pírate, que esto se va a poner feo. Ah, y no mires hacia atrás mientras escapas. Esto es MUY IMPORTANTE.

Lot escapó y Jehová (alias Dios) hizo llover fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra… y el resto de ciudades de la llanura, por si acaso. En su frenética huida, la mujer de Lot decidió mirar atrás (quién no quiere ver azufre lloviendo del cielo) y se convirtió en una estatua de sal. Nadie la lloró, porque las mujeres eran fácilmente reemplazables y no muy apreciadas si Dios no se había fijado en ellas.

Lot es violado por sus hijas

Visto en: Génesis 19

Como hemos visto, Lot había conseguido librarse de la purga de Sodoma y Gomorra al evitar que unos campesinos iracundos violasen a un par de ángeles. Por desgracia, su mujer ahora era una estatua de sal, pero dentro del gran esquema de las cosas, eso era un mal menor. Además, sus hijas estaban a salvo con él. Los tres juntos, se habían refugiado en una cueva en la montaña cuando la hija mayor se dio cuenta de algo.

-Oye, que nuestro padre es viejo –le dijo a la menor-, y por aquí no quedan muchos hombres después de todo ese rollo del azufre y el fuego.

-¿Qué me quieres decir con eso? –le preguntó la pequeña.

-Pues que no hay mozo que nos corteje y si no tenemos hijos, el linaje de nuestro padre se va al garete.

Entonces a la hija menor se le encendió la bombilla.

-Nunca me había parado a pensarlo, pero nuestro padre es un hombre. ¿Y si lo emborrachamos con vino y nos lo trajinamos sin piedad? Así podemos quedarnos embarazadas y continuar la estirpe.

-Me parece un plan sin fisuras.

Así, las hijas de Lot fueron violándolo por turnos cada noche hasta quedarse embarazadas y, por lo visto, Lot nunca se preguntó quién las había embarazado.

Dios y Satanás pasan el rato apostando sobre la vida de un pobre hombre

Visto en: Libro de Job

Job era un tipo afortunado: tenía muchos hijos, riquezas, era apreciado por su familia… Vamos, que la vida le sonreía. Hasta que un día Satán fue a visitar a Dios. Lo que viene a continuación no es una dramatización, Dios y Satán hablan en plan colegueo en la Biblia.

-Hombre Satán, ¿de dónde vienes?

-Nada, de dar una vuelta por ahí.

-Ven, mira que buen siervo tengo –le dijo Dios a Satán, cuan padre orgulloso-. ¿Has visto que aplicado es Job? Nunca ha hecho nada malo, perfecto modelo de virtud.

-Hombre, a ver, es que siempre se lo has dado todo en bandeja –respondió Satán-. Habría que ver qué haría si le empezase a ir mal la cosa. Seguro que blasfemaba y todo.

-Nahhhhh, Job nunca haría eso.

-¡Uy que no!

-Mira, pavo que te hundo el pecho.

Total, que picado por Satán, Dios comienza a arruinar la vida de Job. Le mata el ganado, a los trabajadores, hace que su casa se derrumbe sobre sus hijos y los mate… Y Job, que era un parguela, se postró y comenzó a rezar dándole gracias a Dios por vete tú a saber qué.

-¿Ves? –le dice Dios a Satanás, todo orgulloso-. Te lo dije. Es el hijo perfecto.

-A ver, pero es que todos sabemos que lo que importa es tener salud y salud todavía tiene –le respondió el diablo-. Quítasela y ya veremos.

Dios maldijo a Job con una sarna asquerosa de cuerpo entero. Debía dar tanto asco que incluso su mujer le dijo que maldijera a Dios y estirase la pata de una vez, que ella se piraba a casa de su hermana.

Job estaba un poco harto de que le cayese tanta mierda de repente y comenzó a maldecir el día en que nació. A sus amigos, que habían ido allí para prestarle apoyo moral, eso les pareció fatal.

Total, que después de un montón de miserias y calamidades, Job permaneció relativamente inquebrantable en su devoción a Dios y este le recompensó con el doble de lo que tenía… aunque sus hijos seguían muertos y su mujer le había dejado. Pero no pasa nada porque los reemplazó con nuevos y mejores hijos.

¿Y bien? ¿Ha cambiado vuestra opinión sobre el Santo Libro? ¿Sentís de repente un fervor religioso incomprensible por adorar a un Dios tan cachondo? ¿Debería escribir la versión jocosa de la Biblia Estilo Sheila?

Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.

Cambio y corto.

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