EL MISTERIO SIN RESOLVER DEL NIÑO EN LA CAJA

Bienvenidos una vez más, queridos amantes del misterio, el terror y lo oculto a mi pequeño rinconcito de Internet. Esta semana, tras una encarnizada lucha con “asesinos en serie”, habéis decidido que hablemos de sucesos misteriosos. Y eso mismo es lo que os traigo con este espeluznante caso que conmocionó a la sociedad americana de los años cincuenta.

El 25 de febrero de 1957, un cazador de ratas almizcleras (y solo ratas almizcleras) llamado John Stachowiak fue a un parque de en la zona de Fox Chase (Philadelphia) para comprobar si sus trampas habían conseguido atrapar alguna presa. El hombre estaba inspeccionando la zona cuando de repente, a lo lejos, vio una caja. Supongo que ver una caja abandonada en medio de un parque, así sin más, era algo bastante raro, así que John Stachowiak decidió acercarse a “golisnear”, como diría mi abuela. Al fin y al cabo, lo más probable es que fuese solo basura que algún desgraciado hubiese tirado allí en vez de al contenedor. Pero, ¡ay amigo! Ya reza el dicho que la curiosidad mató al gato. En esta ocasión la curiosidad no mató a John, pero desde luego se debió llevar un susto de aúpa.

En la caja no había basura, ni pertenencias abandonadas. Lo que había, envuelto en una manta, era el cuerpo, maltratado y sin vida, de un niño pequeño.

John, que no tenía licencia para poner trampas y probablemente tenía miedo de que le pusieran una multa, hizo una de “yo no he visto nada” y se fue del lugar, probablemente silbando para parecer menos sospechoso.

Unos días después, un jovenzuelo de 26 años llamado Frederick J. Benonis pasaba por allí cuando, de repente, vio un conejos escabullirse bajo un arbusto y decidió seguirlo cuan Alicia en el País de las Maravillas. Supuestamente, sabiendo que había trampas y queriendo salvar al pobre conejo o yo qué sé, se aventuró en el bosque y encontró la caja con el niño muerto… y también se calló, al menos al principio.

Veréis, resulta que Frederick era un turbio, porque el motivo por el que andaba merodeando por aquella zona era el siguiente: estaba espiando a los estudiantes de un colegio cercano. Claro, como comprenderéis, un tipo que espía a niños en colegios no suele tener muchas ganas de hablar con la policía. Solo cuando vio por la tele una noticia de que había desaparecido una niña de cuatro años dijo: “uy, mejor les digo que me he encontrado un niño muerto en una caja”. Como podéis comprobar, Philadelphia estaba llena de ciudadanos modelo.

Evidentemente, se lio parda, porque no todos los días pasa algo así. El niño debía tener entre tres y siete años (he de suponer que si no sabían la edad exacta cuando hay tanta diferencia a nivel de desarrollo, es porque probablemente estaba desnutrido). Tenía el pelo enredado y parecía que se lo hubieran cortado a trompicones hacía poco. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices quirúrgicas, de las cuales eran notorias las de los tobillos, barbilla y zona de la entrepierna. Presentaba severos moratones y las palmas de pies y manos estaban arrugadas, indicando que probablemente había estado sumergido en agua antes de morir.

La autopsia reveló que, efectivamente, el niño sufría de severa malnutrición y crecimiento retrasado. La causa de la muerte habían sido los cuatro golpes contundentes que presentaba en la cabeza. Por culpa del tiempo frío y húmedo de esa época en Philadelphia, fue difícil determinar el momento de la muerte, pero se llegó al acuerdo de que probablemente había sido hacía unos días como mucho.

La policía tomó las huellas del cadáver y aunque al principio se sentía esperanzada en poder resolver el caso, pronto vieron que no iba a ser tan fácil. Eso ya se lo podía haber dicho yo, teniendo en cuenta que al menos dos personas habían visto el cuerpo de un niño en una caja en medio del bosque y habían decidido pasar del tema. La sociedad se volcó con el caso, como suele pasar cuando hay sucesos tan morbosos de por medio. Se imprimieron panfletos con la cara reconstruida del niño y casi 300 policías peinaron la zona en la que lo habían encontrado.

En dicha zona encontraron dos cosas interesantes. La primera era una gorra azul fabricada en la ciudad. El dueño de la tienda que la había vendido declaró que esa en concreto había sido personalizada para un hombre de entre 26 y 30 años de pelo rubio. La segunda pista que encontraron fue un mechón de pelo largo y castaño.

Total que después de que la gente viniera de otros estados para intentar identificar el cuerpo, de que se emitiera por todas las televisiones y radios, de que se imprimieran cientos de miles de panfletos, de que la policía rebuscase en todos los colegios, orfanatos y hospitales, ¿sabéis qué es lo que se descubrió?

Nada. Absolutamente nada.

Y claro, las teorías proliferaron como setas en el bosque (que no como cajas rellenas de muertos, cuidado). A continuación os pongo algunas de las más curiosas.

-Sus padres eran miembros de algún tipo de circo o feria ambulante

Si los padres del niño hubieran sido miembros de un circo ambulante, habrían podido moverse de un sitio a otro y el niño no habría sido conocido en ninguna zona cercana. Además, en 1961, se encontró el cuerpo de una niña de 7 años en una situación sospechosamente similar. La pequeña había muerto por desnutrición y maltrato y sus padres, en vez de enterrarla, la envolvieron en una manta y la tiraron al bosque a ver si se la comían los lobos. ¿Podría haber sido lo mismo en el caso del niño de la caja? Podría.

-Era un niño que había desaparecido dos años antes

En 1955 un desconocido secuestró al pequeño Steven Craig Damman, que también era rubio y de ojos azules, en una tienda de alimentación. Esta teoría se descartó principalmente porque el pequeño Steven se había roto el brazo antes de que lo secuestraron y el niño de la caja, pues no. En 2003 se descartó mediante prueba de ADN.

-Era un niño de una casa de acogida cercana, según un médium

En 1960, un empleado de los que habían hecho la autopsia fue a un médium de esos que hablan con los muertos, porque total, de perdidos al río. El médium les dijo que el niño era de una casa de acogida cercana. Por lo visto, en esa época la policía le hacía caso a estas cosas y fueron a investigar y encontraron una manta similar a la que había sido envuelto y una cuna que se vendía en la misma caja en la que se había depositado el cuerpo. El empleado que había tenido la iniciativa paranormal insistió en que allí había gato encerrado, pero no se hurgó más en el asunto.

-La madre de una tal Martha compró y apaleó al niño durante años, hasta matarlo

En 2002 una tal Martha fue a la policía y declaró que su madre maltratadora había comprado (sí, comprado) al niño en 1954 y que lo había sometido a abusos físicos y sexuales durante dos años y medio. Un día el niño vomitó en medio de la cena y fue apaleado. Posteriormente se le dio un baño durante el cual murió. Esta declaración contenía datos que solo conocía la policía, como lo del agua o el hecho de que el niño había vomitado antes de morir. La madre de Martha habría cortado entonces el pelo al niño y habría obligado a su hija a deshacerse de él en el bosque. La forma en la que lo habían llevado hasta allí también coincidía con los testimonios de testigos visuales.

Aun así, como Martha tenía problemas mentales diagnosticados, la policía no pudo verificar su historia (a pesar de que dio multitud de detalles que solo sabría alguien implicado en el caso).

Hasta aquí la misteriosa historia del Niño en la Caja. ¿Y vosotros, qué creéis que pasó?

Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.

Cambio y corto.

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