Bienvenidos una vez más, queridos amantes del misterio, el terror y lo oculto a mi pequeño rinconcito de Internet. La semana pasada hablamos de maldiciones que es muy probable que sean ciertas (excepto la del teléfono, que como ya os dije, no tenía culpa de nada). Esta semana continuamos con el ocultismo, pero esta vez centrándonos en otro apartado apasionante del mismo: las casas malditas, encantadas o embrujadas. Y es que si una casa ya es algo importante cuando estamos vivos, imaginaos como de importante tiene que ser para vuestro espíritu si os han asesinado de forma macabra en ella. Coged la grabadora, porque nos vamos a pasar la noche en algunas de las casas más embrujadas que existen.
-La mansión Baleroy
La mansión Baleroy, considerada la casa más embrujada de EEUU, fue construida en 1911 y tiene un total de 32 habitaciones, lo cual, comparado con mi piso de 50 metros cuadrados escasos, es un puñetero castillo. Los rumores dicen que en esta casa viven todo tipo de entes paranormales: genios, fantasmas, demonios, ángeles… Vamos, cualquier criatura del más allá que se te pueda ocurrir vive en este casoplón digno de un rey. ¿Y por qué esta embrujada? Bueno, para mí el origen de su embrujo está bastante claro. Su primer dueño era un carpintero que mató a su mujer dentro de la casa. ¿Qué mejor fuente de conflicto esotérico que una espíritu vengativa, asesinada a manos de su esposo? Ninguno.
Después de este trágico suceso, la familia Easby se mudó a la casa, en 1926. No sé qué tal les saldría de precio, pero normalmente las casas en las que han sucedido crímenes de esta naturaleza suelen ser vendidas a precio de ganga. El caso es que los Easby se mudaron a la mansión Baleroy y todo iba bien hasta que empezaron a pasar… cosas.
George Meade Easby y su hermano pequeño, May Stevenson, estaban jugando en el jardín y mirando sus reflejos en el agua de la fuente, cuando de repente el reflejo de May se convirtió en un esqueleto. Poco después, el niño murió de una enfermedad infantil, casi como si esa visión acuática hubiese sido una profecía nefasta. Su espíritu ha permanecido en la casa y por lo visto se ha aparecido tanto a sus familiares como empleados del hogar. Varias personas dicen haber visto el espíritu del niño mirando desde la ventana, solo para después desvanecerse. Comprensible: estar muerto debe ser un coñazo, la verdad.
La madre de ambos, Henrietta, también ha sido avistada por algún que otro visitante, así como una anciana con bastón que no pinta nada en toda esta historia, pero ahí está. Ah, y el espíritu de Thomas Jefferson (primer presidente electo de EEUU, para quien no lo sepa y no haya visto Hamilton) por lo visto le tiene cariño a la sala de estar y suele pasearse por ella. Esta casa es tan popular para los espíritus, que la gente incluso dice oír ruidos de coches fantasma. Supongo que estar muerto, al contrario que estar vivo y ser pobre, no te impide tener coche.
Mención aparte merece la sala de estar del segundo piso conocida como la “sala azul”. Tal y como habéis podido imaginar, su más bien poco original nombre viene del hecho de que es (redoble de tambor) azul. En esta sala hay una silla, por lo demás muy coqueta, que ha terminado con la vida de todo aquel que se ha sentado en ella, absorbiendo su energía vital en un periodo de dos semanas. Aunque hoy en día se hacen toures por la casa, sentarse en este mueble asesino está totalmente prohibido. Supuestamente, la silla fue construida por un mago con habilidades de tapicero y está embrujada por una niebla roja llamada Amanda.
Y he aquí mi teoría. Yo creo que la niebla roja es el espíritu de esta tal Amanda, que a su vez sería la esposa asesinada del primer propietario. Este primer propietario era, casualmente, un carpintero. ¿Quién nos dice que no fue él el que construyó la puñetera silla? De esto no tengo pruebas, pero creo que es una teoría sólida como poco. Carpintero -> Silla -> Mujer muerta -> Espíritu femenino vengativo. Todo encaja.

-455A Sackett Street
¿Os pensáis que las casas encantadas son solo preciosidades victorianas dignas de cuento de fantasía? Pues os equivocáis: también hay apartamentos malditos, malditos de pelotas. Aunque he de reconocer que son muchos menos, esto tiene en mi opinión una explicación más que evidente y satisfactoria: si fueses un espectro, ¿a dónde irías? ¿A la mansión con terraza, piscina y ochenta habitaciones, o al piso zulo de veinte metros cuadrados con el váter empotrado entre el hornillo y la caldera? Pues eso. Estar muerto no te vuelve gilipollas.
Aun así, para ser un apartamento, este piso en Brooklyn no está nada mal. Tiene tres plantas, una de ellas el sótano, pero es terriblemente oscuro. Así lo describe una de las residentes de esta casa, que narra su experiencia en yourghostories.com. Jane H. (pseudónimo, evidentemente) y su familia se mudaron cuando ella tenía catorce años y ya desde el principio el piso les pareció extrañamente poco acogedor. Húmedo y oscuro, daba igual cuanto hiciesen por decorarlo y convertirse en un hogar, el edificio parecía no quererles allí y prueba de ello es que no les dejaba tener línea telefónica. Por mucho que los técnicos viniesen, lo único que conseguían era estática.
La vida de Jane se convirtió en una tragedia. Al cabo de dos semanas de vivir allí fue violada en su propia habitación por un hombre del barrio y un fuego de origen desconocido se produjo en el mismo en plena noche mientras dormía. El techo de la habitación de su hermano se vino abajo. Las puertas se cerraban, dejándolos encerrados, y en el piso de abajo se oían llantos de niños. También vieron un niño vestido con harapos quemados en el espejo del baño.
Una vecina les comentó que el piso tenía una tasa de rotación más alta que cualquier empresa internacional de consultoría. La gente venía, pero no tardaba en irse. Por lo visto, en los años 40 allí había muerto un niño en un incendio y desde entonces todo había ido cuesta abajo y sin frenos. La familia de Jane se fue (y mucho tardaron en mi opinión) y otros vinieron. Los siguientes inquilinos decidieron que el sótano daba asco (era frío y “fallaban las luces”) e iban a reformarlo. ¿Adivináis qué encontraron? El cadáver de un niño emparedado entre los muros. Evidentemente, se mudaron. Y así una y otra vez.
¿Mi teoría? Efectivamente, un niño murió en un incendio. Este niño puede ser o no el que apareció entre las paredes. El caso es que en esta casa murieron niños y, como todos sabemos, los espíritus infantiles son el peor tipo de espíritus. De lo más rencoroso y vengativo. Os reto a que encontréis un solo espíritu infantil que no dé mala vibra o esté terriblemente amargado. El caso, el niño muerto original, el del fuego, está decidido a hacer que la gente que vive allí sufra y, si puede ser, muera achicharrada, y/o entre escombros.
Podéis leer el testimonio y los comentarios de más gente que ha vivido allí en el siguiente enlace.

-La Casa Sallie
Esta casa, situada en Kansas, EEUU, se precia de ser una de las más embrujadas del país. Además, se permiten visitas diurnas e incluso se puede pasar la noche firmando un permiso en el que te haces responsable de todo lo que suceda. Vamos, que si un fantasma te lanza por una ventana, el seguro no se hace cargo. En serio.
Pero vayamos a lo que de verdad importa: la casa y sus espíritus. Esta casa fue construida en el s.XIX y fue hogar del médico de la localidad de Atchison, Charles Finney. En aquella época, la medicina era otra cosa y los ambulatorios no eran algo tan común. Si te pasaba algo, pues ibas a la casa del médico a que te mirase y da gracias.
Total, que un día vino una madre con su hija de seis años en brazos. Era una urgencia, la niña estaba fatal. El médico enseguida se dio cuenta de que era un caso de apendicitis bastante grave y que había que operar inmediatamente. Como esto era el s.XIX y no había transportes de urgencia en helicóptero, la operación se tenía que hacer allí mismo, a tripa abierta y sin anestesia, porque era eso o dejar que el apéndice le reventase. Claro, imaginaos el panorama, la niña gritando de agonía, probablemente delirando de fiebre, mientras un tío la trinchaba como si fuese un pavo en el Día de Acción de Gracias. Probablemente le dio un shock, porque de repente se quedó pálida y falleció. Desde entonces la casa es fuente de todo tipo de sucesos paranormales, porque, como ya os he dicho, los espíritus infantiles son los más rencorosos que existen y nadie va a convencerme de lo contrario.
Para colmo de males, se especula que el doctor era en realidad el padre de la niña, que habría tenido con su criada afroamericana y que en realidad no quería llevarla al hospital para que no se supiera que la criatura existía. Sea cierto o no, lo que sí sabemos es que numerosas generaciones de Finneys nacieron y murieron en ella hasta que cambió de propietarios.
La casa se volvió viral en 1993, cuando la familia Pickman, que se había mudado a ella documentó su experiencia. El perro ladraba a horas intempestivas cerca del cuarto de los niños, los objetos se caían y movían de repente, los aparatos eléctricos se descargaban… Lo típico, vaya. Menos típico es que tanto ellos como las personas que venían de visita sufrían cortes repentinos y moratones. Los ataques producidos por la casa parecen enfocarse especialmente en los hombres (como en el caso del diamante misándrico que estudiamos en el artículo anterior).
Ahora mi teoría al respecto. Aunque no hay pruebas de que la historia de la niña sea cierta, lo que está claro es que este tipo de rumores empiezan en algún sitio y por algún motivo. Que allí murió una niña en alguna situación médica no me parece descabellado. Que el dolor provocado fuese el suficiente como para que se aferrara a la casa y decidiese maltratar especialmente a los hombres (género del que habría sido su torturador, el médico), tampoco me parece raro. Así que sí, en esta casa hay un espíritu infantil furioso con el género masculino.

Aquí Sheila, reportando para todos vosotros las historias más increíbles, los fenómenos más extraños y las cosas que nadie quiere que sepáis.
Cambio y corto.
Pues si una cosa me ha quedado clara es que no hay que matar a ningún niño en tu casa, sino te espera una buena. Para esos casos extremos mejor ir a casa de ese tipo que te cae tan mal y al que le deseas lo peor y, con un poco de suerte, encima le echan las culpas del asesinato.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Plan sin fisuras.
Me gustaMe gusta